Cordones: ¿una conquista o una trampa?
Pocas cosas generan tanta frustración en los peques como intentar hacer algo para lo que aún no están preparados… mientras el mundo adulto les pide rapidez.
🤔Imagina a un niño de 4 años sentado en la entrada de casa, con la mochila puesta, los pies descalzos y la frente arrugada de concentración. Frente a él, unos cordones que no ceden. Que se escapan. Que se enredan.
Y una voz adulta a lo lejos que lanza la frase de cada mañana:
“¡Venga, que nos vamos, ponte los zapatos!”

Durante décadas, el diseño del calzado infantil ha estado marcado por una lógica adultocéntrica: hecho por adultos, con expectativas de adulto, para cuerpos y cerebros que aún no son adultos.
Y mientras los niños crecen, el mercado sigue ofreciendo zapatos al gusto del adulto, que exigen habilidades que aún están en pleno desarrollo.
¿Quieres saber los motivos por los que es preferible facilitar el calce hasta ciertas edades?
Sigue leyendo, porque detrás de esa elección hay una forma distinta de acompañar su autonomía… desde lo posible.
¿Te has planteado alguna vez, qué habilidades necesita un niño para atarse los cordones?
La acción de anudar cordones integra múltiples funciones neurológicas y motrices, que no se desarrollan todas al mismo tiempo:
🧠 Desarrollo cognitivo-secuencial: recordar y seguir varios pasos en orden (cruzar, tensar, hacer el lazo, envolver, tirar…).
✋ Coordinación bimanual: ambas manos tienen que trabajar juntas, pero haciendo movimientos diferentes.
🧩 Motricidad fina: requiere control preciso de los dedos para sujetar, apretar y manipular el cordón.
👁️ Coordinación ojo-mano: mirar lo que se hace y guiar las manos en consecuencia.
Según estudios sobre desarrollo infantil, estas habilidades suelen madurar en conjunto entre los 5 y los 7 años, aunque puede haber mucha variabilidad. Algunos peques lo logran antes, otros después… y todo es perfectamente normal.
🗝️ Lo importante no es la edad, sino ser capaz de observar cuando tu peque tiene las aptitudes necesarias para llevarlo a cabo.
Por eso no proponemos cordones anudables hasta la talla 38 en infantil.
No es una casualidad, es una decisión que nace de observar mucho, escuchar más y reflexionar con calma.
Después de ver cuánta frustración puede generar en los peques una tarea como atarse los cordones —cuando aún no están preparados—, nos preguntamos:
¿Cómo podemos fomentar su autonomía sin exigirles una habilidad que todavía están desarrollando?

La respuesta fue clara: ofrecerles un sistema que les permita ponerse los zapatos solos, sin ayuda, sin enfado y sin sentirse incapaces.
👉 Por eso proponemos cierres de velcro y cordones elásticos hasta la talla 38.
Porque si realmente queremos que el niño sea autónomo, es preferible ofrecerle acciones que sí puede realizar por sí mismo, y reservar los aprendizajes más complejos para momentos más tranquilos, sin la presión de tener que salir corriendo al cole.
Cuando una acción cotidiana se vuelve demasiado exigente, el resultado no es aprendizaje, sino: Dependencia continua de los adultos, pérdida de confianza en uno mismo, o una frustración que se acumula cada mañana.
Y la autonomía no se construye desde ahí.
🧠 “¿Y de esta forma no le estaremos quitando la oportunidad de aprender?”
¡Todo lo contrario!
Atarse los cordones es una habilidad útil, divertida y simbólica. Muchos niños se sienten orgullosos cuando logran hacerlo solos. Pero ese momento debe llegar como llegan las verdaderas conquistas: con ganas, curiosidad y juego.
Cuando se aprende desde el deseo, no hace falta recordárselo, ni obligar, ni repetirlo cien veces.
Y para acompañar ese aprendizaje sin presiones, hemos preparado algo muy especial...
🎉 “Monta tus zapatos Feroz”: una actividad para jugar y practicar sin presión
Hemos creado un recortable para que los peques puedan montar su propio zapato Feroz en cartulina, decorarlo como quieran y usar un cordón real para practicar los nudos.
🖍️ ¿Qué necesitas?

El recortable (descárgalo aquí 👉 )
- Cartulina imprimible (cuanto más gruesa, mejor 💪)
- Unas tijeras
- Un sacabocaos o punzón para perforar los agujeros del cordón
- Un cordón cualquiera que tengas por casa
¡Y muchas ganas de explorar! 🧠👐
Sin prisas. Sin presión. Solo juego, descubrimiento y diversión. Ideal para ofrecer a partir de los 4 o 5 años, cuando los dedos ya empiezan a ganar destreza, pero sin esperar que lo hagan perfecto ni “para salir a la calle”.
🦊 Y si vienes a Ferozland… ¡también puedes pedírnosla allí!
Tenemos la actividad troquelada, lista para montar, con todo lo necesario para ponerse manos a la obra.
¡No queremos que nadie se quede sin su zapato Feroz de cartulina! 💛
👟¿Y qué hacemos con el… “quiero zapatos de mayor”?
Llega una etapa en la que los peques miran con admiración a mamá y papá y lo tienen clarísimo:
“¡Yo también quiero ser mayor!”

Les fascina ver cómo se atan, cómo se ajustan, cómo se transforman en un gesto que parece decir: “ya sé hacerlo solo”.
Y claro, también quieren esos zapatos de mayor.
Y aunque es precioso que quieran parecerse a quienes admiran ❤️, es importante acompañar ese deseo con una mirada realista sobre sus necesidades reales.
Porque si nos detenemos un momento a observar cómo son sus días, veremos que:
Corren, trepan, se quitan los zapatos en el coche, en el sofá, en el parque… y vuelven a calzarse en segundos.
Viven en movimiento constante, con cambios de ritmo, interrupciones y mucha autonomía en juego.
Y en ese ritmo supersónico, unos cordones que se desanudan varias veces al día les cortan el juego, la exploración y la diversión.
Por eso, aunque quieran parecerse a los mayores, hasta los 8 o 10 años sigue siendo más práctico (y recomendable) usar velcros o cordones elásticos para el día a día.
No porque no puedan aprender, sino porque en su vida real hay cosas más importantes que atar y desatar un lazo quince veces ⏱️.
Ahora bien… sabemos que la curiosidad infantil es imparable.
Y si después de explicárselo, siguen con ese deseo de llevar cordones “de mayor”... lo ideal es dejarles probarlos 🧪.
Dales la oportunidad de experimentar por sí mismos. Porque normalmente, tras un par de días de cordones que se sueltan a cada rato, carreras interrumpidas y nudos imposibles…
se dan cuenta por sí solos de que los elásticos molan más 😄.
El día que puedan hacer el lazo y mantenerlo atado… llegará.
Pero mientras tanto, que no se les escape la infancia entre nudos 🧒💨.

En resumen:
✅ Atarse los cordones requiere más que intención: necesita desarrollo neurológico, coordinación y madurez emocional.
✅ No hay una edad exacta. Hay un momento justo.
✅ La autonomía real se construye desde lo que sí pueden hacer solos, no desde lo que les cuesta cada día.
✅ Forzar antes de tiempo solo genera dependencia o frustración.
✅ Facilitar el calce es darles herramientas para que se sientan capaces, no evitar que aprendan.
✨ Porque crecer con seguridad no es hacerlo todo solo, sino sentir que lo que sí puedo hacer… lo hago yo.